lunes, 4 de mayo de 2009

MAGRITTE



Magritte nació en la pequeña localidad belga de Lessines, en la región del Hainaut, pero su infancia transcurrió en distintos lugares a los que fue trasladándose la familia.
Su padre era sastre y su madre, que de soltera había ejercido como modista y sombrerera, se suicidó en 1912 arrojándose al Sambre en Chatelet. Los ecos del suicidio materno pueden percibirse todavía en algunos cuadros de finales de los años veinte -La historia central (1927), Los amantes (1928, abajo)-, en los que aparecen figuras con la cabeza cubierta por una tela evocando la imagen del cadaver de la madre, que fue rescatado del río con la camisa cubriéndole el rostro.

La familia se traslada al año siguiente a Charleroi, en cuya feria conoce a Georgette Berger. No volverá a verla hasta 1920, pero será para casarse en 1922 y no volver a separarse.


Magia y pintura

El propio Magritte contó en alguna ocasión cómo durante un verano de su infancia solía jugar con una niña en un cementerio cuyas criptas sombrías exploraban juntos. A la salida, la imagen de un pintor en la vecina alameda le sugería vagamente la idea de la pintura como un elemento mágico, cargado de poder de revelación. Sus primeros pasos como pintor se dan, sin embargo, en la Academia de Bellas Artes de Bruselas, en la que emprende estudios en 1916. Como tantos otros pintores de la época, se inicia bajo la influencia de los impresionistas, aunque pronto le causa gran efecto la obra de los futuristas italianos y, muy especialmente, la de Giorgio de Chirico. A principios de los años veinte Magritte se gana la vida diseñando papeles pintados para la casa Peeters-Lacroix y haciendo dibujos publicitarios; al mismo tiempo, entra en contacto con los distintos personajes que, junto con él, formarán el núcleo surrealista belga: Pierre Bourgeois, E.L. T. Mesens, Camile Goemans, Marcel Lecomte, Paul Nougé, André Souris.



Un camino recto

La relación con Breton y los surrealistas fue constante hasta su muerte, aunque no estuvo exenta de tensiones y distanciamientos. Magritte mantuvo, no obstante, su propia independencia, siempre fiel a su idea de la pintura. La coherencia de esta posición es tal que no resulta fácil. hablar de evolución o distinguir etapas en su producción, que expresa en todo momento su concepción artística sin apenas fisuras o inflexiones apreciables. Instalado de nuevo en Bruselas en 1930, su contacto con el grupo de París se traduce en colaboraciones como La 'Violación' obra realizada en 1934 para la cubierta de ¿ Qué es el surrealismo ?, de Breton o la portada para el número diez de Minotauro, en 1937.

Un año antes se celebra su primera exposición en Nueva York y participa en distintas exposiciones surrealistas internacionales.
La Segunda Guerra Mundial significa un cierto punto muerto en su carrera ascendente. Al término de la misma ingresa en el Partido Comunista de Bélgica, donde ya había militado dos veces en la década anterior, pero las posiciones reaccionarias del partido en materia artística lo apartan pronto de él. A la vez que prosigue su obra pictórica reemprende el activismo surrealista con manifiestos y panfletos en los que sigue colaborando con los viejos compañeros del grupo surrealista belga, como Nougé, Scutenaire o Mariën.

En 1943 y 1948 se registran los dos únicos atisbos de ruptura en el desarrollo de su obra. Son los conocidos por periodo Renoir y periodo 'Vaché o grosero; el primero lo integran unos cuantos cuadros realizados en un estilo matérico y pictoricista, muy cercanos al estilo de los desnudos femeninos de Renoir en los últimos años de su carrera; el segundo lo constituyen unas veinticinco obras pintadas de forma elemental, a grandes brochazos y despreciando la pulida y fría factura habitual. Apenas se trata, sin embargo, de un paréntesis, y enseguida vuelve Magritte al inconfundible estilo que hace reconocibles sus telas desde finales de los años veinte.

Imágenes recurrentes

La década de los cincuenta está marcada por distintos encargos de pintura mural y decorativa, como el techo del Teatro Real de las Galerías de Bruselas o las paredes de la sala de juego del casino de Knokke-le-Zoute, donde expone con Paul Delvaux en 1952. La gran retrospectiva del Palacio de Bellas Artes de Bruselas, dos años más tarde, lo consagra como el pintor moderno más imporante de Bélgica. Sigue pintando y colaborando en revistas y, desde 1957, rueda algunos cortometrajes en los que actúan
Georgette y sus amigos. Hasta su muerte en 1967 las exposiciones internacionales se multiplican, incluyendo una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Las imágenes recurrentes de su obra figuran, sin duda, entre las más características de todo el arte moderno.


BIBLIOGRAFÍA:

  • www.imageandart.com
  • www.magritte.com
  • Imágenes recuperadas de http://fumanflower.files.wordpress.com/2008/11/magritte02.jpg, http://irea.files.wordpress.com/2008/04/magritte-personal-values.jpg y http://www.dalequedale.com/media/blogs/Recursos/magritte03.gif

1 comentario:

  1. Canción de media noche

    Me había fijado en los pies de aquella mujer, no siempre se ven los pies, y menos encontrar unos pies sin cinco dedos, o sin dedos, pero siempre los veía, atado al suelo, creo, o no lo sé, me interesa poco la descripción del alma de los pies, pero si me dieran un par de hermosos pies, los vería hasta que la vida entera se meta en un vaso de piuter (alemán y medieval), no creo ya en casi nada, menos en el amor y en la amistad, se me parece que todo esto desencarrilará en una tormenta de ácido, y yo siempre con un pie metido en la boca, sin que la boca reclame, y cuando la locura del poder se estacione en las avenidas de la muerte, yo, sentado junto a una niñera cuidando hijos ajenos, levantaré su falda y veré sus pies, podré encontrar algo por ahí. Los pies son lo más parecido a la muerte, véanlos bien, su estructura es la más difícil de todas, nos llevan hasta la Patagonia y hasta el polo del norte, cuando alguien muere es de pies primero al salir, un justo raciocinio sería la elogiosa tarea de traer a los pies en el umbral de los cementerios que hasta en la combustión espontánea quedan los pies sólos, no me importan los imperios ni las democracias, el arte y las joyas, mucho menos la historia, pero los pies son un manjar para el deleite de los reprimidos, los desesperados, desamparados, y sin dinero, metroambulantes, vagos perdedores, metiches y asesinos, es el escape a galope con corcel descalzo y mirada fija en el abismo, los pies le hacen la burla más elocuente a la muerte, su parecido hará palidecer a la flaca, pero no descuides de los pies al hacer el amor, o mejor dicho, al fornicar, fornicar con los pies es mejor que cualquier museo del mundo, librerías y partidas de ajedrez, sus huesos podrían tumbar siete imperios en un corte de uñas elegantemente perpetrado dentro de un coche a la hora pico del tráfico más infernal del planeta, y si no les pierdes atención alguna, podrían alimentar tu espíritu y por fin tomar venganza de los que se llaman en proceso de perfección, palabras todas estúpidas para un buen par de pies elegantes, son sus gomitas y sus líneas de hueso que derriten deseos y esperanzas, ahí no hay esperanza ni desamor, sólo unos cuadrantes como estelares del significado íntimo de la vida, véanlos caminar, patear, descansar y verán toda la belleza del mundo y de los otros mundos y de todos los dioses sedientos de carnalizarse con la banda de mujeres descuidadas, mientras se lavan los pies en una pileta, ahí si podrás violar a cualquiera, sólo mira los pies cual agujas desenfrenadas de ultramarinos coyotes sedientos de sangre. Los pies ayudan a dejar de pensar, para aquellos que creen en el progreso, son la muerte lenta a fuego de brazas de carbón, mientras el humo de la carne humana se consume, serán los pies los más interesantes para la contemplación de almas sutilmente preparadas hacia las cosas bellas, son los pies los verdaderos gorriones del líquido del tiempo y de luces donde las sombras hacen hoyos para que los pies caminen sobre ellas. Nada, y digo con el grito calloso de un ojo de pescado, nada, dije, hay tan hermoso como los pies.

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